La Arqueología Colonial en el Grupo Espeleológico "Sabaneque " de Sagua La Grande, Cuba.
(Notas de Diario de Campo)
"Siempre hemos recopilado estas leyendas sagüeras
desde el punto de vista puramente
folklórico, pero no fue hasta principios de 1979 que consigo con el señor Enrique
en el edificio de Villegas # 5 en la Habana Vieja, un plano para construir un
detector de metales y el Martes 19 de enero de 1982,Fidel Vila (Machy),Albertico Santana y yo, iniciamos una nueva era de
arqueología colonial en Sagua La Grande,donde incorporamos la tecnología (un poco atrasada) del detector.
Decidimos que revisaríamos un poco todo mi archivo
de leyendas pues nada teníamos que perder y mucho que ganar recorriendo
los bellos campos de Sabaneque.El primer viaje fue el 20 de enero y lo hicimos (por supuesto) a las legendarias lomas del Mogote donde yo llevaba 12 años confeccionando el catálogo de su fauna
y la cartografía de todas sus cuevas,además
de algunas incursiones en el campo de la arqueología y paleontología (libro en
preparación “Los Mogotes de Jumagua”).
Fue en las cuevas del Mogote que comprobamos
que a nuestro equipo no se le escaparía ni un alfiler,siendo esto arma de doble
filo pues este “sonaba”
todo el tiempo ante herraduras,guatacas,cubos,palas,latas y cuanto material metálico allí existía. Se trataba de un modelo muy antiguo de rastreo de metales que habíamos
copiado de una revista “Mecánica
Popular” de los años cincuentas y este no discriminaba entre el oro,la plata,el hierro o el zinc.
El Sábado 23 de enero salimos a explorar
la Finca de la Jutía donde se dice
que está sepultada una corona
de España por el bandido del siglo XIX llamado
Pepe Cuca y al bajarnos de la guagua aprovechamos para explorar un poco
y fotografiar al antiguo ingenio “Capitolio”,así como el “túnel” o “algibe”
y la casa de Don Antonio Duque quien según cuenta la historia intentó envenenar al general José Luis Robau durante la guerra
de independencia (existiendo otra versión que niega esto). Todas las construcciones se conservaban casi intactas.
En la finca La Jutía encontramos algunas cuevas
o furnias las cuales rastreamos,obteniendo los
mismos resultados que en las cuevas del Mogote.Pero nuestro objetivo no eran solo tesoros de oro
y plata sino que algunos tesoros coloniales de hierro pasaron a engrosar mi colección arqueológica con grilletes de esclavos,viejos machetes y hasta revólveres casi completos de los tiempos
de la manigua mambisa.Por el camino incorporaba otros tesoros culturales en el mundo del rico folklore
campesino lleno de tantas anécdotas interesantes que huvieran pasado al olvido de
no haberlas
rescatado.En 1982 aún quedaban los hijos de los mambises que tenían más que contarnos que sus nietos actuales.Pero mi generación tuvo la gran suerte de conocer incluso a los últimos
mambises que aún transitaban cargados de años por las calles de Sagua en los años setentas cuando comenzamos nuestras investigaciones.Uno de ellos lo fue Don Benito Serrano,que aunque no apare-cía
en ningún registro de veteranos (por despreocupación personal y familiar),todos los veteranos sobrevivientes lo reconocían como tal.Nunca estuvo en la Guerra pero su enlace
entre Sagua y Loma Bonita fue muy
valioso para los mambises.José L. Robau lo tuvo como mensajero personal todo el tiempo que
duró la guerra.Entre las tantas anécdotas que nos contó nuestro inolvidable
Benito estaba la de una botija de oro que desenterró el temible Benito Carreras en el patio de la casa que hoy tiene el número
3 de Gonzalo de Quesada que por aquellos tiempos
era caballeriza del cuartel de voluntarios y que él (Serrano) recogió vacía y conservó hasta el día de hoy que nosla
enseñó.
Le he dicho a mis amigos que nunca encontramos oro, pero el simple hecho de “salir a buscarlo,resultó tan interesante como haberlo encontrado”.La
búsqueda de tesoros es tan ritual
como la misma pesca que en ocasiones no da resultados,pero mucho entretiene, y
donde hasta los mismos planes preliminaries
forman parte de “La Fiesta”.
La Cueva de José Luis Robau en Loma Bonita fue otro de nuestros objetivos, aquí también la leyenda nos habla de una botija pero mi
mayor tesoro fue recorrer y cartografiar la mítica caverna que sirviera de Cuartel General a la gloriosa Brigada Sagua en el siglo pasado.Más tarde
supe que increiblemente esta
cueva nunca había sido cartografiada a pesar
de su transcendental importancia para Sagua La Grande (y la he mostrado
recientemente por vez primera
al mundo en la revista “El Undoso” editada en Miami,Florida),(marzo-1995).
Es interesante señalar que por esta zona, al final de la cordillera del Mamey, existen,
en diferentes puntos aislados entre sí,la misma leyenda de “caballerías fantasmas” que con gran estruendo sorprenden al atariado campesino o a la
dedicada ama de casa,que sorprendida al abrir su puerta, observa con horror
un enorme torbellino de polvo levantado por decenas de caballos que avanzan sin detenerse hacia ella.Quizás este
fenómeno sea repetible en sitios donde
ocurrieron sangrientas batallas pasadas.
Por el río Sagua rastreamos la antigua hortaliza de los chinos cerca de lo que fue hasta hace poco la Fábrica de Hielo sin obtener resultados positivos
pero sin embargo allí mismo y muy escondido,descubrimos por medio de un campesino que existía la base de un antiguo ingenio de esclavos del que nunca antes
habíamos oído hablar,otro tesoro más para la colección.
Veamos a continuación otros sitios de tesoros
ocultos de nuestra región recopilados y visitados
por nuestro grupo de labor":