“Una agradable mañana del mes de dicienbre de 1970 habíamos preparado una soga con nudos y un garfio en la punta la cual nos serviría para descender al precipicio ubicado a la derecha del gran salón o antesala
                           de la Cueva del Murciélago.Nuestra joven mente iba a realizar una aventura, no una seria exploración científica. Influenciados por
                           libros de Julio Verne y Salgari explorábamos al estilo europeo;botas altas,Bermudas,casco de corcho,cuchillo en la cintura,sogas
                           de nudos con garfios,entre otros equipos.En ocasiones nos acompañaba el perrito “Apanachi” de nuestro colega Fidel
                           Vila (Machy).Cuando podíamos conseguir vino Viña 95 llenábamos una cantimplora pues:
                           “todo explorador debe entrar en calor con buen vino:…”
                           “ Aquella mañana tomamos en Sagua la guagüita hasta el crucero de Jumagua y cargando
                           con nuestro equipaje continuamos a pie por toda la línea férrea hasta el límite de Jumagua y Chinchila donde cortamos hasta hallar la Cueva del Murciélago (aún no bautizada cartográficamente)”.
                           “ Tan pronto como cumplimos con los ritos tradicionales de “buen viaje por el interior de las cuevas”
                           (Ver: “LA CAMPANA” y “LA VIRGEN”),amarramos nuestra soga en una cavidad y la lanzamos hacia la profundidad
                           del precipicio y comenzamos a descender.Nuestro principal medio de iluminación eran antorchas y mechones de saco empapados
                           en petróleo.El humo que estas des-prendían nos hacía muy incómoda la exploración.Este “precipicio” o depression
                           (furnia) forma par-te de la Cueva del Abono la constituiría una cueva independiente de no ser por algunas comunica-ciones
                           que tiene con Cueva del Murciélago. De esta se extrajo gran cantidad de abono orgánico durante la primera mitad de este siglo
                           (XX). El abono  no es más que el excremento del murciélago el cual se utiliza
                           como fertilizante en terrenos de cultivo ;se le llama comunmente “Guano de Murciélago” o “Murcielaguina”.En
                           cuevas como esta,donde existen gran cantidad de quirópteros, se acumulan grandes colchones de este abono en relativamente
                           poco tiempo. Durante nuestro recono-cimiento encontramos muchas herramientas abandonadas que se utilizaron en dicha actividad
                           in-cluyendo los largos cables de acero por donde rodaban montaña abajo las cubetas de carga,facilitándonos estos teleféricos
                           el ascenso y descenso a los rincones más incómodos de la caverna”.
                           “En una de las oquedades,casi justo al borde del llamado precipicio, encontramos un extra-ño baúl aplastado
                           cuya madera,muy deteriorada por el tiempo,se nos hacía polvo entre las manos, con todo su material metálico(cerradura,esquineros
                           y adornos) en avanzado grado de oxidación.  Sus restos estaban por debajo del
                           piso original de la cueva a diferencia de los demás instrumentos que estaban sobre (o dentro) del guano”.
                           “Recogimos todas las partes metálicas para poderlas comparar posteriormente, pero
                           el estilo de estas piezas era completamente diferente a los baules,por
                           lo que comenzamos a acariciar la posibilidad de un “Baúl Pirata”.  
                           “ Muchas personas nos decían que “estaba muy en la superficie para ser tan antiguo” y esta
                           razón nos hizo ser más conservadores dedicándonos a consultar ancianos,campesinos y especialistas con los cuales nunca llegamos
                           a una conclusión definitiva”.
                           Pedro Suárez Tintín (1982)
                            
                           El descubrimiento de este raro baúl en 1970 revolucionó a toda Sagua  y hasta el día de hoy la tradición popular lo ha incorporado
                           a su folklore de la forma siguiente:
                           “A principios del siglo XX unos obreros que extraían guano de una de las cuevas
                           del Mogote tropezaron sus palas con un viejo baúl en el fondo de un precipicio
                           y emocionados ante el descubrimiento destruyeron su enorme candado metálico
                           comprobando con incredulidad que habían acabado de encontrar un enorme  tesoro
                           pirata y que sus vidas de guaneros había terminado.Toda la empresa quedó
                           abandonada y el extraño cofre vacío apareció muchos años después aplastado por la inclemencia del ambiente subterráneo”.
                           Es curioso destacar que cerca de este hallazgo encontramos una antigua botella la cual
                           nadie pudo identificar.Cuando ingresé en la Universidad de La Habana en 1975 traté de compararla con otras de catálogos coloniales y consulté a especialistas, pero nunca he identificado a tan rara
                           pieza.