Visita de Pánfilo de Narváez a los indios sagüeros.
“Llegaron
a un pueblo que estaba en la ribera de la mar del Norte.Este pueblo estaba situado, con más precisión, en la desebocadura
del río saguagrande, que tenía las casas sobre horcones dentro del agua y al que los siboneyes llamaban Carahate”.
Amediados de los años setentas (XX) con el derrumbe en el patio en una casa de San Juan de los Remedios
apareció un túnel o pasadizo del cual nos enteramos en el acto y sin pérdidas de tiempo partimos hacia ese vecino pueblo con
el objetivo de explorarlo y cartografiarlo.,pero luego de una larguísima odisea (que no es el sitio para contar) no pudimos
hacerlo
.
No obstante el viaje a Remedios no fue del todo estéril;
era la primera vez que lo visitábamos por lo que decidimos recorrer hasta el último rincón de esta interesantísima ciudad
colonial.El director del Museo de Historia nos permitió hospedarnos allí por varios días y entre visitas y conversaciones
con los más destacados intelectuales de la ciudadsurgió un tema, hasta el momento desconocido para mí, me refiero al “paso
de la expedición de Pánfilo de Narváez por el Territorio indio de Sabaneque” y cuyo punto exacto se han venido disputando
remedianos y sagüeros desde fechas muy lejanas. Los hijos de Remedios, en su gran mayoría, afirman que el sitio de estancia
de Narváez junto al Padre Las Casas estuvo en Caibarién, mientras que por otra parte los sagüeros afirman que todo ocurrió
en el Territorio de Sagua La Grande, debate muy deportivo y poco científico.
El asunto es que contándose con muy datos históricos
no es de extrañar que casi 500 años después los hechos se muestren muy confusos,pero también no es menos cierto que existe
un poco de capricho regionalista entre los los defensores de ambas tesis.
Veamos según el padre Fray Bartolomé de las Casa, que fue
lo que sucedió por aquellos días de 1511 cuando después de pasar Cuyba y Camagüey el grupo de Narváez continuó avanzando hacia
el oeste:
“Pasaron así algunos pueblos de aquella provincia
(de Camagüey) por el camino que llevaban, y porque la gente de los pueblos que estaban a los lados del camino, codiciosa de
ver gente tan nueva, y en especial por ver tres o cuatro yeguas que allí se llevaban, de que toda la tierra estaba espantada,
y las nuevas dellas por toda la isla volaban, llegáronse muchos a verlas en un pueblo grande llamado el CAONAO, penúltima
luenga, y el día que los españoles llegaron al pueblo, en la mañana parándose a almorzar en un arroyo seco, aunque algunos
charquillos tenía de agua, el cual estaba lleno de piedras amoladeras, y antojóseles a todos de afilar en ellas sus espadas;
y acabado su almuerzo, danse a andar su camino del Caonao. En el camino había dos o tres leguas de un llano sin agua, donde
sed en algún trabajo; y allí trajeron algunos indios de los pueblos algunas calabazas con agua y algunas cosas de comer. Llegaron
al pueblo de Caonao a hora de vísperas, donde se halló mucha gente que tenían aparejada mucha comida del pan de cacabí (casabe)
y de mucho pescado, porque tenían junto un gran río y también cerca la mar”.
Hasta aquí la descripción de una aldea indígena llamada
Caonao a la cual arribaron al pasar algunos pueblos después de salir de Camagüey, sin duda alguna un poblado hacia la costa
norte de la provincia de camagüey donde más adelante el padre Las Casas describe la histórica “Matanza de Caonao”
que todos conocemos en los cursos escolares de Historia, donde fueron salvajemente asesinados infinidad de aborígenes que
ingenuamente observaban con asombro los caballos que traían los conquistadores españoles. Un triste e imborrable acontecimiento
para nuestra historia.
De Caonao la expedición de Narváez partió hacia “Sabaneque”
bordeando la costa y pasando algunos poblados indígenas hasta que después de pasar UN GRAN RIO se encontró un extenso y curioso
caserío donde los bohíos reposaban en horcones sobre el agua al que los indios llamaban “Carahates”. (con esa
descripción me vino a la mente Isabela de Sagua la cual es la única de Cuba que desde épocas inmemoriales conserva este estilo
“algo veneciano” de “calles acuáticas” y “aceras muelles”; ¿ No sería esta idea arquitectónica
una continuación (españolizada) de los primeros palafitos indios descritos por los cronistas?.
La controversia sobre el emplazamiento de este palafito
comenzó con el historiador Ignacio de Urrutia el cual imaginó el sitio en Cayo Conuco mientras que otros historiadores como
Guiteras y Guerra lo ubicaban al oeste del río Sagua La Grande.Pero quizás Urrutia desconocía un dato curioso, al oeste del
río Sagua La Grande existe y siempre existió un pueblito llamado Carahatas.
Y continúa Las Casas su relato:…”y llegaron
a un pueblo (que estaba en la ribera del mar del norte y dentro las casas sobre horcones en el agua) llamado Carahate, penúltima
luenga, al cual puso (cambió) el padre Casa-harta, porque fue cosa maravillosa
la abundancia de comidas de muchas cosas que allí tuvieron, de pan y caza y pescado y sobre todo de papagayos, que, si no
me he olvidado en obra de quince días que allí estuvieron, se comieron más de diez mil papagayos, los más hermosos del mundo,
que por alguna manera era lástima matallos”…
Como vemos en esta descripción el poblado se llamaba “Carahates”
y allí permanecieron los españoles por quince días algo que sí coincide perfectamente con la pequeña población actual llamada
Carahatas. Personalmente estuve por casi un año en Cayo Conuco y Caibarién donde realicé los trabajos de taxidermia para el planeado “Museo del Mar” y aprovechando mi estancia en la región entrevisté
a muchísimos vecinos en los cuales nunca encontré vestigios de alguna tradición en cuanto a ese trascendental acontecimiento,
pero cosa curiosa, en Caratas sí existe una cautivadora energía en la tradición oral que conservan los más ancianos del caserío
los cuales conocen la hitoria e incluso “el sitio donde acamparon las tropas”. Muy cerca de allí se encuentra
el área que ocupó ‘Carahatas La Vieja” hasta finales del siglo pasado (XIX) y un poco más hacia el río Sagua está
la “Punta Pavía” donde se levantaba el poblado primitivo del cual los vecinos de Caratas estuvieron sacando horcones
hasta principios de este siglo (XX) los cuales eran aprovechados para surtir los hornos de la zona. Es curioso que a finales
de los años 1970 cuando visitamos Pavía ó Carahates, aun quedaban algunos de los enormes troncos semi-enterrados en el suelo
fangoso (y en la actualidad no tienen por qué haber desaparecido).
Por el relato de Diego Velásquez sabemos que los conquistadores
salieron de Carahates y después de 4 días(descansando de noche) llegaron a Matanzas, travesía un poco dudosa de haberse realizado
desde Conuco teniendo en cuenta que avanzaban remando en canoas unas veces y en otras ocasiones marchaban por tierra por bosques
tupidos y ciénagas fatigosas.
Quizás en un futuro se pueda hacer esta travesía en canoa
de tronco hueco a modo de prueba comparativa.Otra prueba material de peso serían las excavaciones arqueológicas ya que obviando
la habitual exageración en las crónicas de la época, en un sitio así tendrían que encontrarse abundantes restos de dieta si
se tiene en cuenta que 50 españoles y 100 indios cargadores comiendo por 15 días,sin contar a los cientos de residentes locales,
los cuales según Las Casas mataron diez mil papagayos para alimentar a los “ilustres visitantes”, y quien sabe
si algunos objetos españoles pudieron quedar abandonados en el sitio. Se sabe además que el sitio estaba en “Sabaneque”
y cuando se despeje por fín la duda de “Sabana” y Sabaneque” veremos que estas son dos provincias distintas
y no una como se ha explicado hasta ahora.
A continuación la descripción del Historiador Guiteras:
“Llegaron a un pueblo que estaba en la ribera de la mar
del Norte.Este pueblo estaba situado, con más precisión, en la desebocadura del río saguagrande, que tenía las casas sobre
horcones dentro del agua y al que los siboneyes llamaban Carahate”.